—“Decidí estudiar Ciencias de la Comunicación porqué quiero ser reportera en Univisión o Telemundo” —respondió mi compañera que estaba sentada en la carpeta contigua.
Recuerdo que todos los compañeros de clases giraron para verla porque su respuesta sonó tan segura que tomó por sorpresa a todos.
Era la cuarta clase del primer semestre de la carrera, apenas empezábamos a reconocer los rostros de mis compañeros.
Si me preguntan, cuál fue mi respuesta al profesor de turno del ¿por qué decidí estudiar Ciencias de la Comunicación?
En verdad no lo recuerdo, pero si tengo una vaga idea de aquel entonces que aún no cumplía ni los 18 años, no era bueno con los números, me gustaba leer y ya rondaba por mi cabeza escribir alguna novela en el futuro. Y que mejor que estudiar periodismo y seguir los pasos de Baily y Vargas Llosa ambos habían pasado por un diario impreso antes de convertirse en famosos escritores.
Pero la respuesta de ser Reportera(o) en cualquiera de esas dos grandes cadenas de televisión nunca lo olvidé.
Han pasado más de 30 años de aquel momento, y lo único que recuerdo es esa seguridad que tenemos de esa juventud, ese deseo de querer devorarte el mundo, de creer que todo es posible si te lo propones.
Quizás hubo mejores respuestas de mis demás compañeros, pero mi cerebro no quiso crear una carpeta para guardar más sueños. Solo se quedó esa respuesta, y diría yo hasta se tatuó en mi mente, porque pasado tantos años no estoy seguro si mi compañera logró cumplir aquel sueño propuesto. Pero yo lo tomé casi personal.
Resumamos, si publiqué tres novelas, no llegué al nivel de fama de Baily y Varguitas, pero disfruté esa travesía literaria. De las tres cosas que tiene que hacer un hombre antes de morir solo me falta plantar un árbol, porque tener un hijo y escribir un libro si lo cumplí.
Pero la vida como siempre es tan entretenida y divertida como el abanico de colores que tiene la carrera de Comunicación, y su servidor terminó por las tierras del Tío Sam, cubriendo eventos y entrevistando a varios artistas latinos, pero trabajando para medios independientes, y lo más cerca que estuve de Univisión fue cuando me entrevistaron en sus estudios días antes de la presentación de mi segunda novela aquí en Dallas. Aquella visibilidad logró una masiva concurrencia a la presentación en una biblioteca local.
Y lo más cerca que estuve de Telemundo, fue cuando uno de mis grandes amigos que conocí cuando trabajamos en un canal comunitario aquí en Dallas, luego de trabajar para el canal Azteca, los encargados de Telemundo lo contrataron para el segmento de deportes y como a veces le ayudaba a mi amigo en cámara los fines de semana me invitó a conocer las instalaciones de Telemundo Dallas.
Lo curioso es que en ambas visitas, la respuesta de aquella compañera de soñar ser reportera en Univisión o Telemundo estuvo presente en mi mente.
Ahora, pasado tantos años solo tengo agradecimientos para mi compañera, porqué en lo personal asumí ese sueño como mío, mi subconsciente quizás solo buscaba un impulso, algo en que creer, un sueño que pueda cumplir fuera de mi país de origen.